Para ser fiel hijo de la VirgenSer fieles a la Santísima Virgen exige:
Amarla como Madre, escucharla como maestra en la fe, descubrirla como modelo de vida cristiana, invocarla como mediadora de todas las gracias, ver que su único deseo es llevamos a Cristo para alabanza del Padre y en la unidad del Espíritu Santo.
La Virgen María nos hará descubrir la Iglesia, de la que es Madre, y nos hará participar de su misión redentora. Por eso la Virgen siempre nos invita a:
1) Consagrar nuestra Vida a su Corazón Inmaculado y Sagrado. En su corazón el Espíritu Santo hace sus grandes maravillas. Esta consagración tiene como fin la entrega total a Jesucristo, la renovación del bautismo.
2) Rezar siempre de corazón, especialmente el Santo Rosario y por la conversión de ¡os pecadores.
3) Meditar la Palabra de Dios todos los días.
4) Frecuentar con devoción la confesión y la Santa Misa. Si es posible, hacer la hora santa ante el Santísimo.
5) Ser fieles a nuestro estado de vida. La santidad se logra cumpliendo nuestros deberes, siendo lo que somos, por amor a Dios y al prójimo.
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7) Hacer penitencia por nuestros pecados y por los pecados con que el Señor continuamente es ofendido; vivir en una continua actitud interior de conversión a Dios y amor al prójimo, hacer mortificaciones voluntarias, por amor a Dios.
8) Conscientes de la batalla espiritual. Estar en continua vigilancia contra la tentación del demonio
9) Unidad en la Iglesia con sus pastores; vivir así la vida cristiana en íntima unión con el Papa, los Obispos y los Sacerdotes portadores de la Palabra, dispensadores de la Gracia Sacramental y trabajadores de la unidad en la iglesia.
10) Ejercitarnos en vivir las virtudes cristianas: Fe – Esperanza – Caridad – Humildad
-Obediencia – Fortaleza – Sobriedad -mansedumbre – Generosidad . ~
11) Evangelizar: Anunciar por todas partes la Palabra de Cristo
Aceptar y ofrecer nuestros sufrimientos en unión con Cristo. Descubrir que la Humanidad está viviendo horas de extrema dificultad y esta grave purificación puede ser aliviada por nuestra oración y el sufrimiento que generosamente pongamos en su mano de Madre. Querer ser como Jesús