
Consejo familiar: ¡haga su cama!

"El orden asigna a cada cosa su lugar. Si mantienes el orden, te mantendrá. Si perturbas el orden, te perturbará. Si destruyes el orden, te destruirá. Todo lo que perturba el orden perturba la paz". -S t. Francisco de Sales
El consejo familiar de hoy tiene que ver con la subestimada pero esencial virtud del orden. También me gusta referirme a él como “el sentido del orden”. Una forma de inculcar el orden en los niños es enseñarles a hacer la cama, de forma adecuada y con prontitud. Como todos sabemos, es importante empezar bien el día, pues como nos enseña el gran San Francisco de Sales, “El comienzo de todo es muy importante”.
monseñor Romano Guadini escribe en su excelente libro Aprendiendo las virtudes que te llevan a Dios: “La bondad es más que guardar los mandamientos: también tienes que cultivar la virtud, para agradar a Dios en lo que haces, y no solo en lo que no haces.”
Y la primera de las virtudes que aborda en su libro es la Virtud del Orden.
El explica, "[Orderliness]…subraya un sentido de regla, un sentido de lo que es necesario, para que una cierta condición o arreglo pueda perdurar.”
En efecto, quien adquiere la virtud del orden es así capaz de ordenar, organizar y priorizar su vida lo que, a su vez, le otorga la capacidad y autodisciplina para cumplir con las obligaciones, prioridades y compromisos que todos tenemos. Una vez logrado esto, el resultado es: PAX-paz.
haciendo esa cama
En casa, mamá era muy estricta con el orden, aunque era paciente. Sabía que la pulcritud y el sentido del orden no son algo que normalmente se incluye en la cartera de Stork. Por eso nos enseñó la importancia de la pulcritud y el orden a lo largo de nuestra infancia.
¡Mamá creía que cada día estaba determinado por su comienzo! Levantarse temprano, con un comienzo positivo, ágil, alegre y disciplinado ayudó a energizar nuestras voluntades perezosas, flexionar nuestros músculos espirituales y establecer el tono para el día.
En nuestra casa que algo positivo, ágil y disciplinado era haciendo nuestra cama.
De vez en cuando mamá nos recuerda que en los monasterios, conventos, militares, etc... tender la cama es primordial ya que ayuda a desarrollar fuerza de voluntad, profundidad de carácter y promover el orden en nuestras vidas y en nuestro entorno.
Todavía recuerdo la historia que nos contaba sobre cómo probar una cama “bien hecha”, con las sábanas bien apretadas.
Esto se hizo lanzando una moneda sobre la colcha. Si la moneda rebotaba, pasabas.
Escuchamos con los ojos muy abiertos, impresionados e imaginando un "tambor" para una cama. Tenemos la idea. De esta manera, nos enseñó a hacer nuestras camas correctamente.
Aunque no recuerdo ningún lanzamiento de moneda al aire, sí recuerdo la mirada atenta y paciente de mi Madre hasta que adquirimos este hábito.
Su paciencia en este sentido fue especialmente beneficiosa, ya que nos impresionó a cada uno de nosotros cuánto nos entendía realmente como individuos. Ella sabía que la formación de un hábito virtuoso varía con cada niño.
A lo largo de los años, en el fluir natural de la vida hogareña, hizo cumplir las reglas, pero también las flexibilizó; la virtud para ella era algo “vivo” y no sólo una regla “rígida”.
Así que muchas veces salía corriendo por la puerta, llegaba tarde a algo y regresaba a una cama sin hacer al final del día. Pero lo importante fue que, al ver mis portadas desordenadas, hubo esa sensación de “decepción” mientras renovaba la resolución, haré mi cama mañana. Me molestaba entrar en una habitación desordenada.
Y allí mismo, Mamá y Orderliness habían ganado.
Puedo decir con certeza que el simple hábito de hacer mi cama todas las mañanas, junto con todos los demás buenos hábitos que mamá nos inculcó, han recorrido un largo camino no solo para ayudarme a vivir, amar y confiar en los mandamientos del Señor, sino también a vivir una vida tan feliz y productiva como la que otorga esta tierra.
Ilustración de AFPhillips
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