
Descanso Verdadero; Felicidad sin alear

La Imitación del Sagrado Corazón de Jesús
Que En El Corazón De Jesús Nuestro Corazón Encuentre El Verdadero Descanso, La Felicidad Pura
1. La Voz de Jesús
Hija Mía, si deseas alcanzar la verdadera felicidad, haz todo tu corazón semejante y conforme a Mi Corazón. En Mi Corazón encontrarás la paz y la tranquilidad, que el mundo no puede dar ni quitar.
Si una vez hubieras entrado perfectamente en el interior de Mi Corazón, desde allí mirarías todas las cosas terrenas, tal como son en sí mismas, no como las estiman los necios adoradores del mundo.
Entonces querrías liberarte del fastidioso e innecesario cuidado de las criaturas, y no pensarías nada digno de sí mismo, excepto lo que es verdaderamente bueno.
2. Fluctuaciones del corazón
Ahora bien, tu corazón, sujeto a continua fluctuación, cambia siete veces al día, de modo que unas veces está alegre, otras triste; ahora tranquilo, luego preocupado; otra vez inflamado con el amor de las criaturas, y otra vez cansado con el vacío de ellas; a veces brilla con fervor, y luego cae en la tibieza, y así, como el mar, siempre está cambiando.
Pero, si tu corazón estuviera unido al Mío, de repente sobrevendría una gran y duradera calma. Porque, segura en tu unión con Mi Corazón, como en un puerto de protección, deberías poder permanecer siempre igual e inquebrantable; seguros contra el cambio, ya soplaran vientos de adversidad o de prosperidad.
Si estáis cobijados en Mi Corazón, ningún enemigo os hará daño. El diablo, en verdad, corre alrededor buscando a quien destruir; ya muchos arrastra a la destrucción; mas a ti no se acercará, ni perturbará tu paz.
3. El don divino
¡Vaya! ¡si quisieras reconocer el don divino! ¡Vaya! ¡si quisieras saber qué cosas buenas se esconden en él! Verdaderamente contiene todo lo que se necesita para tu felicidad. La paz continua, la seguridad imperturbable, la verdadera alegría del corazón es la porción de todos aquellos que aman Mi Corazón y hacen su morada en el mismo.
¿De qué sirven las riquezas, el honor y los mayores deleites, si el corazón no está satisfecho y tranquilo? ¿Y qué puede dar el mundo entero, sino inquietud y enfermedad de corazón?
Desdichado, pues, serás, cuanto poseas, hasta que descanses en mí, que es el único que puede darte todo.
4. La voz del discípulo
La experiencia me ha enseñado esto, Señor; porque en todas las cosas he buscado la paz, y nada he hallado excepto angustia sobre angustia.
Seguramente quisiste, tanto por Ti como por nosotros, que nuestro corazón encontrara paz solo en Ti. Porque Tú, Señor, hiciste nuestro corazón para Ti, y debe estar inquieto e infeliz, hasta que descanse en Ti.
¡Corazón de Jesús dulcísimo! ¡Tú, delicia de la Santísima Trinidad! ¡Tú, la alegría de los Ángeles y los Santos! ¡Oh bienaventurado Paraíso de las almas! ¿Qué puedo desear fuera de Ti, ya que en Ti está todo lo que puedo y debo desear?
En Ti, el cielo tiene su bienaventuranza; en Ti, la tierra su felicidad: pues, siendo Tú la bienaventuranza de todos, ¿por qué no has de ser también mía?
¡Sí, en verdad, dulcísimo Corazón de mi Jesús! Tú eres mi reposo, Tú eres mi felicidad para siempre.
“Voz de Jesús” está tomado de la “Imitación del Sagrado Corazón” de Arnoudt, traducida del latín de JM Fastre; Benziger Bros. Copyright 1866
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