Día A Día: La Vida De Una Custodia De Fátima

El trabajo diario tiene una forma de convertir todos los detalles interesantes de la vida en rutina. Así, al cabo de un tiempo, a los inmersos en ella no se les ocurre que aspectos de esa misma obra pueden ser de interés para otros. Pero hablando con un amigo sobre nuestra vida como custodios de la Santísima Madre, noté que estaba impresionado. Él dijo: “¿Por qué no escribes un artículo que describa la vida cotidiana de un custodio de la Santísima Madre? Estoy seguro de que a la gente le encantaría leer al respecto”.

Me dejó pensando. Y debo confesar que lo que nosotros, los custodios, vivimos en este apostolado es verdaderamente impresionante. Entonces, para satisfacer el pedido de mi amigo y, ojalá, la curiosidad de nuestros lectores, intentaré describir brevemente el día a día de un custodio de Fátima.

Todo comienza en nuestra oficina de Kansas

La visita de la Santísima Madre a un hogar comienza un mes antes en nuestra oficina de Kansas, que cuenta con personal completo y coordinadores dedicados.

Los coordinadores primero eligen el área donde Nuestra Señora visitará y establecen la hora en que ella estará recorriendo la región. Luego comienzan los preparativos para las visitas reales. Nuestros coordinadores eligen los nombres que recibirán las invitaciones, y estos nombres van desde los más antiguos y activos hasta nombres flamantes de personas que nunca han tenido una visita de Fátima en sus hogares. Luego, se envían hermosas postales de la Virgen Peregrina Internacional de Fátima anunciando que la Mater estará en su área.

Unos días después de enviar las postales, nuestra oficina comienza a recibir llamadas de familias que desean una visita de Fátima. Los que llaman primero pueden elegir las fechas que más les convengan.

La segunda fase de la operación, consiste en llamar a aquellas personas que recibieron la invitación pero no respondieron y llenar los horarios aún abiertos.

Una vez que se hace una cita, la oficina envía a la familia un paquete con toda la información necesaria para la visita. A medida que se acerca la fecha real de la visita, la familia recibe una postal de recordatorio, seguida de una última llamada telefónica de confirmación un par de días antes. A partir de entonces, la visita queda en manos de los custodios.

La rutina diaria de un custodio

Los custodios viajan solos o con otro. Todas las noches descargamos el calendario de citas del día siguiente para verificar direcciones e imprimir callejeros con indicaciones exactas. Si no hay tiempo para hacerlo por la noche, lo hacemos a primera hora de la mañana.

Además de descargar direcciones y mapas, también tenemos algunas tareas de oficina. Los custodios preparan las intenciones de oración recogidas ese día para ser enviadas a Fátima. Organizan nuevos nombres de personas que han sido inscritas como Hijos de María, e imprimen certificados para las visitas del día siguiente. También recargan la camioneta con materiales y, a veces, envían correos electrónicos a las oficinas centrales solicitando más folletos, tarjetas de oración, libros y artículos religiosos a medida que disminuyen sus existencias.

Cuando el área es nueva para los custodios, deben trabajar un poco más de lo habitual. En áreas más familiares, las familias a menudo se ofrecen a alojarlos para pasar la noche. Pero cuando esto no sucede, deben buscar un alojamiento adecuado, y buscar uno o dos cupones de descuento realmente puede ayudar.

Siempre en el camino de una cita a otra, la vida de un custodio está muy apretada. Sin embargo, a veces, debemos priorizar y simplemente asegurarnos de que todo esté listo. Varias veces hemos llegado a nuestra primera visita sin haber comido. Pero entonces, ¿no pidió Nuestra Señora de Fátima un sacrificio por la conversión de los pecadores?

Los custodios también intentan ponerse en contacto con la persona a visitar el día anterior o unas horas antes de la visita para confirmar su llegada una vez más o, cuando sea necesario, para pedir indicaciones adicionales para llegar a la casa.

Qué sucede en una visita de Fátima

Al acercarnos a la casa, lo primero que hacemos es rezar una oración pidiendo a Nuestra Señora que bendiga la próxima visita. Decimos un “Memorare” y una jaculatoria a Nuestra Señora Auxiliadora, que es la patrona de cada equipo en particular.

Primero entramos en la casa con la pequeña caja que contiene la corona de Nuestra Señora. A veces, la gente se decepciona pensando que todo lo que tenemos es una pequeña estatua en esa caja de 10 pulgadas. Esto no es un problema. Solo hace que la próxima sorpresa sea mejor.

Al entrar a la casa, saludamos a los dueños y les pedimos que nos indiquen la mesa o consola donde se colocará la imagen de Nuestra Señora. Luego, regresando a la camioneta, traemos la estatua de 30 pulgadas cubierta. Ante los ojos admirados de todos, la descubrimos y la colocamos en su lugar designado.

A continuación, comenzamos a traer todo lo necesario para la presentación desde la camioneta: proyector, pantalla de proyección, trípode, reproductor de CD y las cajas que contienen nuestra propia línea de libros y estatuas religiosas y artículos para la venta. A veces hacemos hasta cinco viajes de ida y vuelta.

Luego instalamos el proyector, la pantalla de proyección y la mesa con artículos que las personas pueden desear comprar después de la presentación.

Después de que todo esté en su lugar, comenzamos la ceremonia de coronación de Nuestra Señora. Todos se ponen de pie y se invita a los dueños de la casa a coronar a Nuestra Señora y colocar el Rosario en sus manos mientras todos los presentes cantan a María Inmaculada u otro himno en honor a Nuestra Señora.

Después de esto, rezamos el Rosario dirigido por el dueño de la casa. Si un sacerdote está presente, le pedimos que dirija. El custodio también es una opción.

El próximo paso en el programa es presentar la campaña America Needs Fatima a la audiencia junto con una pequeña historia del origen de la estatua y un resumen de las actividades más recientes de la organización. Si no hay preguntas, se procede a la presentación del audiovisual, una presentación de diapositivas de la historia de Fátima con el mensaje, profecías y revelaciones de Nuestra Señora a los tres pastorcitos, Lucía, Francisco y Jacinta. La presentación de diapositivas también muestra cómo se cumplió y sigue cumpliéndose el mensaje en nuestros días.

Antes de cerrar el programa, el custodio ofrece a todos los presentes la oportunidad de enviar sus peticiones a Fátima a través de un miembro de America Needs Fatima. En este momento, aquellos que aún no son miembros activos de la Campaña América Necesita Fátima están invitados a unirse. Luego repartimos los sobres de las peticiones junto con una hermosa imagen de Nuestra Señora como recuerdo de su visita.

Por último, antes de que finalice la presentación, se entrega un hermoso certificado a los propietarios de la casa. Cuando 13 personas o más asisten a una visita a Fátima, el anfitrión recibe un gran cartel de Nuestra Señora de Fátima como regalo. (El número 13 fue elegido para honrar la fecha en que apareció Nuestra Señora, el 13 de cada mes de mayo a octubre de 1917).

Finalmente, el programa se cierra y las personas tienen tiempo para escribir sus intenciones, ofrecer sus propias oraciones personales ante la estatua o tomar fotografías.

En este momento, las personas también tienen la oportunidad de mirar nuestra tabla de artículos vendibles y comprar un libro, un hermoso crucifijo o una estatua religiosa. Generalmente, la señora de la casa ofrece algún refrigerio, lo que ocasiona una animada conversación entre vecinos, nuevos amigos y custodios.

Luego, los custodios cargan todo nuevamente e invitan a todos los presentes a tomar una foto grupal como recuerdo. Se dice una última oración, junto con las despedidas, y los custodios se dirigen a la próxima visita.

Una cálida recepción para el mensaje de Nuestra Señora

Desde que comenzó el programa de visitas domiciliarias America Needs Fatima en 1997, los custodios han realizado más de 17.000 visitas a hogares, iglesias, escuelas y hospitales, y han llegado personalmente a 200.000 personas.

En las visitas, nos maravillamos de la diversidad de la creación de Dios. No hay dos visitas iguales, incluso si se realizan en la misma ciudad, en la misma calle, en la misma cuadra o a cincuenta millas de distancia. Todos son diferentes.

También nos impresiona la seriedad con la que la gente recibe a Nuestra Señora en sus hogares. Un caballero dijo: “Esta es la quinta vez que ella visita nuestra casa. Una vez que la recibes por primera vez, es imposible no quererla de vuelta cada año”.

Caridad cristiana extendida a los custodios

Quisiera dar un ejemplo de la caridad que nos brindan quienes abren sus casas a las visitas. Una vez el dueño de una casa me preguntó: “¿Cuántos kilómetros al año le haces a la camioneta?” “Alrededor de 30.000”, respondí.

Quedó impresionado y desapareció. Nos quedamos hablando con su esposa y los invitados. Después de un rato, salió del garaje y dijo: “Hice una puesta a punto completa de la camioneta y revisé la puerta y el mecanismo de bloqueo. Todo debería funcionar bien para usted ahora. También estoy donando un tipo especial de aceite para todas sus camionetas. Es el mismo aceite que se usa para los helicópteros del ejército y debería durar 30,000 millas”.

Lo Más Importante: Por Los Frutos Conocerás El Árbol

Donde está la caridad cristiana, se encuentran también Nuestro Señor y Nuestra Señora. Este artículo no solo sería incompleto sino falto de realidad si omitiera decir algo sobre las gracias que la Mater otorga diariamente, en cada visita.

Como custodios, lo vemos claro. Y para nosotros, no hay mayor recompensa que ser testigos de que las almas abren sus corazones y mentes a la invitación de Nuestra Señora de escuchar y seguir su mensaje. Nuestra Señora toca a cada persona de una manera única. Este toque es silencioso, profundo y transformador. Y cuando ella realmente quiere un alma, no la dejará ir hasta que la tenga.

Una señora nos contó que una vez estuvo en casa de su hija y vio uno de nuestros folletos con el bello rostro de Nuestra Señora de Fátima en la portada. Le preguntó a su hija si podía tenerlo. “Oh, no mamá”, dijo la hija, “¡Pediré otro pero no te daré el mío!”.

Era un día lluvioso y su hija la llevó a casa. Cuando salió del auto, vio la misma cara hermosa del folleto de su hija mirándola desde la acera mojada y embarrada. Lo recogió, lo limpió y ahora está enmarcado en su casa.

Se dio el caso de dos hermanas, de ochenta y cinco y ochenta y siete años respectivamente, que recibieron la estatua en su casa. Antes de comenzar el Rosario, uno de ellos se me acercó y me dijo: “Sabes, hoy es la primera vez que mi hermana y yo rezamos el Rosario. Tengo cáncer, pero no soy digno de pedirle a Nuestra Señora que me cure. Lo que le pediré es que me dé fuerzas para continuar y hacer lo que ella quiera de mí”.

Una señora judía que se acababa de mudar recibió una postal de Fátima a nombre del propietario anterior que anunciaba que la estatua visitaría la zona. Ella pensó: “Esto debe ser una señal para mí. Voy a llamarlos." Llamó e hizo una cita para una visita a Fátima. Invitó a sus amigos, muchos de los cuales también eran judíos. El día de la visita todos fueron muy respetuosos, hicieron varias preguntas sobre el mensaje e incluso hicieron todo lo posible para seguir el rosario.

Como ya se vio sobre este tema en la entrevista con el Sr. José Ferraz, los favores otorgados por Nuestra Señora en las visitas de Fátima son innumerables y muchas veces milagrosos. Por lo tanto, me limitaré a describir el día a día de las visitas a Fátima. Pero, las historias y gracias podrían seguir y seguir.

Todos los Custodios tienen el honor de ser testigos de los frutos que produce la gracia a través de estas visitas de la Santísima Madre a los hogares de todo Estados Unidos. Si estos frutos de gracia son tan perceptibles, no debemos tener ninguna duda de que Nuestra Señora no abandonará en su camino a aquellos que tienen Fe.

Como la gracia nunca miente, sabemos que llegará la victoria profetizada por Nuestra Señora en Fátima. Esta es la convicción que hace avanzar al Custodio en su programa de trece visitas, seis días a la semana. Sabemos que de una forma u otra estamos ayudando a Nuestra Señora a triunfar en las almas y así ayudar a expandir su reinado venidero.

Sabemos que cada visita, ya sea a cien oa quinientas personas, es un paso más para ayudar a Nuestra Señora a triunfar en los corazones. Sabemos que si le abrimos el corazón y el hogar, obrará maravillas en nuestra alma.

Sabemos que como dice San Luis de Montfort, “si le damos algo tan pequeño como un huevo, ella nos dará a cambio algo tan grande como un buey”. Ella no nos fallará.

Es por eso que los Custodios de Fátima viajan más de treinta mil millas cada año en el frío, el calor, la lluvia o la nieve, como apóstoles en busca de siete panes y siete peces para presentar a Nuestra Señora en el momento del cumplimiento de su profecía en Fátima.

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