Donde San Miguel Apareció

"Y hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles peleaban con el dragón, y peleaba el dragón y sus ángeles. Y no prevalecieron..." Apocalipsis 12:7

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Frente a la costa de Normandía, Francia, hay una maravillosa isla rocosa donde San Miguel se apareció a San Aubert, obispo de Avranches en 708. En ningún lugar se siente más la presencia de San Miguel que en el Mont Saint Michel.

tesoro de la cristiandad

Una vez conocida como la Tumba en la Colina, esta abadía-fortaleza medieval fue construida en honor a San Miguel. Hoy, los peregrinos aún pueden admirar las maravillas de este deslumbrante monumento que tipifica las sublimes virtudes del monje-guerrero, de valentía y fortaleza.

Su alto campanario habla de la vida monástica y la sacralidad; de algo más alto, algo celestial, algo más que una mera piedra. Su belleza trasciende la piedra y el mortero y eleva el alma a un plano superior. ¿Qué es este espíritu? ¿Otorgó el Arcángel algo de su belleza espiritual a este monte?

algo espiritual

De alguna manera, el monumento nos permite formar una visión sobrenatural de San Miguel. Hay algo espiritual al respecto; algo sublime que trasciende el arte y es evidente para aquellos con una percepción espiritual refinada.

Si este monumento revela el alma del monje-guerrero, que ora y lucha, podemos comprender cuánto más hermoso es el espíritu de un Ángel.

El espíritu de San Miguel es más hermoso que el alma de un monje, porque es un “monje” en el inmenso monasterio del Cielo, donde hay una Abadesa perfecta, Nuestra Señora, y sobre la Abadesa, un Abad infinitamente perfecto, Dios Nuestro Señor.

Devoción a los ángeles guerreros

San Miguel Arcángel. En la Edad Media, los hombres tenían una gran devoción por los Ángeles, especialmente los Ángeles guerreros. Comprendieron cómo los Ángeles libraron la primera batalla contra el mal en la historia.

El caballero principal era San Miguel. Por lo tanto, el espíritu de las Cruzadas, el espíritu de la Caballería y el espíritu de este monte reflejan a San Miguel.

Ahora, visitemos la abadía, una iglesia-fortaleza. Uno puede imaginar a los monjes cantando el oficio y también puede imaginar a los caballeros con armadura completa, resistiendo al enemigo en las paredes.

Imagínense, si pueden, magníficas bibliotecas... monjes estudiando; en otra sala, los artesanos escriben letras góticas con pan de oro sobre pergamino o cortan piedras para decorar un pilar inacabado.

De repente, un toque de trompeta corta el aire silencioso. De inmediato, responde la orden de Caballería que aquí reside. Los caballeros corren hacia las puertas, repelen al enemigo y defienden a los monjes.

La isla es una síntesis de oración, estudio, recogimiento, arte y combate. Todas estas cualidades provienen de una rica vida espiritual.

piensa en dios

La mejor ubicación se le da a la capilla. La capilla marca la pauta para todo lo demás. Hay lugares también dedicados a la guerra y al estudio. Pero lo que une los edificios y da unidad a la isla es el campanario de la Iglesia. Es como un pisapapeles que descansa sobre otros papeles y parece decir: “el viento no se llevará estos edificios. Se quedarán donde están”. Y el campanario de la Iglesia apunta al Cielo, invitando a los fieles a pensar en Dios.

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Nota del editor:
Este comentario fue inspirado por una charla dada por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira sobre San Miguel. Este artículo fue publicado por primera vez en www.tfpstudentaction.org