El Nacimiento De Nuestra Señora Y El Triunfo De Su Reinado

Todo lo que hace la Iglesia es sabio. En Su sabiduría, Ella clasifica los diferentes grados de honor que se deben rendir a Dios, a la Virgen ya los santos. El primer nivel, llamado latria o adoración, es sólo para Dios y Nuestro Señor Jesucristo, que es el Verbo Encarnado.

El culto de la dulia es la veneración o mediación que la Iglesia rinde a los santos. Sin embargo, existe una categoría especial de honor que la Iglesia sólo rinde a Nuestra Señora, llamada hiperdulia. Nuestra Señora ocupa un lugar tan alto por encima de todos los demás santos que la Iglesia tuvo que crear un culto especial para describir la devoción a ella. Esto demuestra la posición única de Nuestra Señora en toda la creación.

La Iglesia enseña esto de varias maneras. Por ejemplo: Aparte del de Nuestro Señor y San Juan Bautista, no se celebra ningún otro cumpleaños; ningún otro santo tiene más de una fiesta al año; y aunque la Iglesia no permite que el mismo santo sea representado varias veces en el mismo altar, sí permite que se coloque cualquier cantidad de imágenes de Nuestra Señora en cualquier lugar de la iglesia. Además, la Iglesia celebra decenas de fiestas calendáricas, ceremonias litúrgicas y prácticas piadosas en honor de Nuestra Señora.

Entre ellas, la Santa Natividad de Nuestra Señora tiene un significado especial, ya que marcó una nueva era en la historia del pueblo elegido.

Dado que el Antiguo Testamento no es más que el relato de la espera del Mesías, se puede dividir en dos fases: La primera serían los 4.000-5.000 años antes del nacimiento de Nuestra Señora. La segunda es después de ese bendito momento en que la Providencia resolvió dar a luz a aquella, cuya oración traería al Mesías.

Su nacimiento fue la llegada de esa criatura perfecta, llena de gracia ante Dios. Sin ella, las oraciones y los sufrimientos de toda la humanidad no hubieran podido traer la Encarnación. Sin embargo, con ella, la trayectoria de la historia cambió para siempre. Todas las oraciones se hicieron más efectivas y una nueva forma de bendiciones y gracias comenzó a producir santidad como nunca antes.

Nuestra Señora sirvió como la “Puerta al Cielo” por donde pasaba la esperanza de la venida del Mesías. Su presencia en la tierra fue ocasión de gracias señaladas. La altura de su contemplación le dio una fuerza de presencia. Hizo de ella una fuente de tantas y tan altas gracias, que su misma existencia fue un anuncio de la venida de Nuestro Señor.

Así, la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora es muy querida. Es el comienzo de la Redención que finalmente derrotaría a los poderes malignos del paganismo y los gentiles.

Existe una profunda relación entre la venida de Nuestra Señora y lo que está ocurriendo en la sociedad moderna. Una vez más, Nuestra Señora ha tomado un papel fundamental en la historia, al suscitar almas que arden en el deseo de su reinado en medio de la oscuridad del neopaganismo. Lo claman y luchan por su implantación en la tierra.

Estas almas son como Nuestra Señora del Antiguo Testamento. La luz aún no ha llegado; tampoco la redención, la victoria ni la liberación del diablo. Sin embargo, estas almas derraman gracias de esperanza y determinación, de tal manera que anuncian la victoria venidera.

Así, la Natividad de Nuestra Señora se repite simbólicamente para preparar la venida de su reinado, profetizado por San Luis de Montfort y las apariciones de Fátima.

Para aquellos que desean la victoria de Nuestra Señora, esta fiesta es especialmente importante. Estos deben orar fervientemente por la venida inmediata de Su reinado, cuando la larga noche oscura del pecado sea eclipsada por su triunfo.

Esto fue tomado de una conferencia informal que dio el profesor Plinio Corrêa de Oliveira el 8 de septiembre de 1966. Ha sido traducido y adaptado para su publicación sin su revisión. –Editor

Si quieres conocer otros artículos parecidos a El Nacimiento De Nuestra Señora Y El Triunfo De Su Reinado puedes visitar la categoría Blog.