
La importancia de la castidad

En medio de la decadencia moral actual, la Iglesia Santa, Romana, Católica y Apostólica presenta a Santa María Goretti (1890-1902) como modelo en la lucha contra la inmoralidad. Ella es diametralmente opuesta a todas las tendencias de nuestro mundo contemporáneo.
Santa María Goretti nos invita a ser fieles a la doctrina tradicional de la Iglesia. Ella es un modelo a seguir del celo de la Iglesia en defensa de la pureza y esa valentía única que la pureza imbuye. La Iglesia siempre ha inculcado esta valentía en defensa de la virtud. Por eso un católico fiel debe preferir la muerte a perder su pureza.
Mucho se ha dicho acerca de un orden social verdaderamente cristiano. No puede haber verdadero orden social sin la familia y no puede haber verdadera familia sin la pureza cuyo mismo nombre llena a los hombres de respeto humano y cuya práctica debe llevarse a cabo a la perfección y que debe ser honrada como un valor en sí mismo.
Pocos se atreven a hablar de otro aspecto de la práctica de esta virtud: la castidad según el estado de vida, sea la castidad perfecta o la castidad conyugal. La pureza debe practicarse y defenderse en estas dos formas sagradas.
El orden político y social inevitablemente se derrumbará en ambientes donde se desprecie la virtud de la pureza. Así, no puede haber preservación del orden social y político, ni edificación seria de la civilización cristiana sin un fundamento basado en la pureza, entre otras virtudes.
Deja una respuesta