La Plenitud De Las Delicias
La Imitación del Sagrado Corazón de Jesús
Purifica tu corazón...
...por tanto, y nada os impedirá uniros dulcemente a Mi Corazón, y gustar la plenitud de Sus delicias.
1. La Voz de Jesús
Hija Mía, si quieres entrar en la intimidad de Mi Corazón, y saborear la indecible dulzura de Su cópula, limpia tu corazón de todo mal.
Porque Yo, tu Bienamado, soy puro e inmaculado, Me deleito entre los lirios.
¿Cómo podría existir una unión entre Mi Corazón y el tuyo, si tú no lo hubieras purificado cuidadosamente?
Porque ¿quién acusará a Mi Corazón de pecado? ¿Y cómo puedes decir: Mi corazón está limpio; ya que tu mismo corazón es consciente de lo contrario?
¡Pobre de mí! ¡Hija mía, qué corazón el tuyo! Nacido en el pecado, morada durante tanto tiempo de los espíritus malignos, profanado y desfigurado por tantas manchas, fuertemente atraído por el mal y tristemente alejado del bien supremo; fomentando tantos afectos mal regulados, fuentes fecundas del pecado, llena de sí misma y del mundo, acostumbrada en su mayor parte a tenerse a sí misma en todas las cosas por su objeto último.
2. Busco un corazón puro
Maravilloso es en verdad que te atrevas a invitarme a entrar en tal corazón y residir en medio de tanta inmundicia.
El corazón inicuo me es objeto de aborrecimiento, pero el corazón inmundo lo aborrezco. ¿Cómo, pues, podría complacerme morar en él?
Busco un corazón puro, y todo Mi deleite es morar en él; y estar allí entretenida entre lirios.
Quien, por tanto, ame la limpieza de corazón, gozará de Mi presencia y experimentará la ternura y la dulzura divina de Mi Corazón.
3. Que nada te estorbe
No te engañes, Hija Mía, pensando que te va bien, con tal de que exteriormente te portes de manera adecuada, ya que Yo miro principalmente al corazón.
¿Y de qué os ha servido haber agradado con vuestra conducta exterior a todas las criaturas, si con vuestras disposiciones interiores me habéis desagradado a Mí?
Si tu corazón es inmaculado, entonces serás totalmente puro: ya que del corazón proceden los malos pensamientos, la inmundicia, el fraude, la blasfemia y toda clase de maldad.
Purifica tu corazón, pues, y nada te impedirá unirte dulcemente a mi Corazón y gustar la plenitud de sus delicias.
Pero, si sólo exteriormente te apartas del mal, si no arrancas el pecado de tu corazón, nunca estarás libre de los vicios: brotarán desde dentro con un vigor diez veces mayor que el que podrás evitar desde fuera. ; y, mientras parezcas estar firme, te hundirás bajo el peso de los males interiores.
4. No temas
Ven entonces, Mi Niña, prepara una morada ordenada para Mí en tu corazón, y Yo, cuando venga, seré completamente tuyo, y tú serás completamente Mío; y existirá una maravillosa intimidad entre nosotros, y una unión conocida sólo por aquellos que la han probado por experiencia.
Ten buen ánimo y comienza de inmediato este trabajo tan importante: no puedes sentir verdadera alegría hasta que lo termines por completo.
El miedo a los problemas impide que muchos purifiquen perfectamente sus corazones.
Esta es una artimaña del enemigo: el enemigo astuto, sabiendo que de una verdadera y completa limpieza del corazón no depende solamente tu salvación y perfección, sino también la de los demás, y, sobre todo, mi gloria, este enemigo se esfuerza por todos los medios en apartarte de esta empresa.
No prestes atención a las sugerencias del astuto intrigante, a quien no le importa si logra su objetivo por medios verdaderos o falsos.
Ora, pide la gracia divina; con esto, emprende tu trabajo valientemente; y verás que todas las dificultades se desvanecen ante tu grandeza de espíritu; y, para tu asombro, encontrarás que donde buscaste las mayores penalidades, allí encontrarás los mayores consuelos.
5. La voz del discípulo
Te ruego y te suplico, Señor, crea en mí un corazón limpio, y renueva un espíritu recto en mi interior.
Todo mi corazón está contaminado con inmundicia; y del corazón se ha extendido la infección sobre las facultades de mi alma y sobre los sentidos de mi cuerpo. ¡Pobre de mí! ¡Oh Señor! ¿Qué hay en mí sin mancha o completamente puro?
Envía, te lo suplico, la luz de tu gracia, e ilumina mi mente; para que conozca y llore todo el mal que he hecho, y el bien que he descuidado.
¡Oh, cómo me arrepiento, dulcísimo Jesús, de haber deshonrado Tu morada de manera tan indigna, de haberte disgustado, de haber entristecido Tu Corazón! Me apeno, oh sumo bien mío: lamento y aborrezco todos mis pecados: confieso mi malicia y mi ingratitud: imploro la misericordia de tu Corazón.
Señor, si quieres, puedes limpiarme; lávame de mi iniquidad, y límpiame de mi pecado. Sí, de las ofensas ocultas y de las que no son mías, purifica mi corazón.
Ven, Jesús, entra en mi corazón y hazte azote con las cuerdas del santo temor, de la viva gratitud y del puro amor, y expulsa a todos los que profanan esta tu morada.
He aquí, de ahora en adelante no daré entrada a ninguno de ellos. Tu casa, casa de oración será llamada; en ella te adoraré; en ella, te amaré; en ella me ocuparé sólo de Ti.
“Voz de Jesús” está tomado de la “Imitación del Sagrado Corazón” de Arnoudt, traducida del latín de JM Fastre; Benziger Bros. Copyright 1866
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