Los Anhelos De Tu Corazón

La Imitación del Sagrado Corazón de Jesús

Que ningún objeto en este mundo puede hacer que nuestro corazón descanse verdaderamente, o que esté verdaderamente contento

1. La Voz de Jesús

Hija Mía, fuiste creada para la felicidad. Esta experiencia afirma, esta razón prueba, esta fe enseña.

Buscas incesantemente la felicidad, y lo haces bien. Pero deja de buscar tu felicidad en las cosas creadas: en ellas no la encontrarás.

Ningún objeto de este mundo puede satisfacer los anhelos de tu corazón; aunque sólo tú poseyeras a la vez todas las cosas creadas, tu corazón seguiría estando vacío y desdichado.

Las cosas de esta tierra despiertan la sed del corazón, no pueden calmarla: sí, cuanto más poseas, más ansiosamente tendrás sed.

¿Cómo puedes encontrar en las criaturas lo que no existe en ellas? ¿Puede alguien dar lo que no posee?

2. ¿Obtendrás lo que ningún mortal pudo obtener jamás?

He aquí, el más sabio de los hombres abundaba en todas las cosas buenas, era rico en delicias siempre frescas, asombró a las naciones con su riqueza sin límites, había llenado las tierras lejanas con el renombre de su gloria.

Sin embargo, a causa del vacío de su corazón, se ve obligado a exclamar: Vanidad de vanidades, y todo es vanidad.

Haz que poseas todo lo que tu corazón anhele en este mundo: que seas señor de toda la tierra: que todos los hombres te honren: prueba todas las cosas; y encontrarás que hasta ahora no has encontrado nada, excepto vanidad y aflicción de espíritu.

3. No te asombres de esto, Hija Mía: tu corazón no está hecho para este mundo

Por lo tanto, todo lo que contiene este mundo es indigno de tu noble destino y del afecto de tu corazón.

Fuiste creado para cosas mayores, naciste para cosas eternas, fuiste destinado a cosas sin límite. No te entregues, pues, a lo que es bajo y mezquino, ya que estás hecho para gobernar para siempre.

¿De qué te serviría ganar el mundo entero, si perdieras tu alma? Seguramente, serías dos veces infeliz: aquí, a causa del mal estado de tu conciencia, sufrirías una torturante agonía; de ahora en adelante, tendrás que sufrir la miseria eterna.

Bienaventurado, por tanto, el que desprecia todo lo que puede desviar el corazón; que noblemente hace a un lado todo obstáculo a la verdadera felicidad; que, consciente de su noble destino, busca la felicidad ante todo en su Creador.

4. La voz del discípulo

Dios mío, Salvador mío, me creaste para la felicidad; hasta ahora no he dejado de buscarla, todavía nunca he probado, ni he encontrado todavía la felicidad.

Mis pasiones me gritaban de vez en cuando: aquí está, o allá. En mi locura, les creí, y, cegado por mis deseos ingobernables, corrí de aquí para allá; pero, en lugar de la bienaventuranza buscada, encontré miseria, y probé su amargura.

¡Ay, desgraciado de mí! creado para la felicidad en Ti, mi Dios! en vano me afané, mientras lo buscaba en las criaturas fuera de Ti; y he aquí! Me alejé aún más de la bienaventuranza para la que fui creado, y encontré la miseria, para la cual no estaba hecho, y perecí en ella.

¡Dios, mi Salvador! abre mis ojos, para que ahora pueda ver claramente este gran error mío; y concédeme que, libre de error, pueda buscar eficazmente en Ti la bienaventuranza que no puedo encontrar en las criaturas.

“Voz de Jesús” está tomado de la “Imitación del Sagrado Corazón” de Arnoudt, traducida del latín de JM Fastre; Benziger Bros. Copyright 1866

Si quieres conocer otros artículos parecidos a Los Anhelos De Tu Corazón puedes visitar la categoría Blog.