
Novena a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

Fiesta: 27 de noviembre
Rezo inicial
Oh Santísima Virgen, oh Madre mía, pide a tu Hijo en mi nombre todo lo que mi alma y toda la humanidad necesitan para que tu Reino se establezca en la tierra. Mi más viva petición es que triunfes en mí y en todas las almas e implantes tu Reino en la tierra. Amén
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Primer día
La primera aparición
Durante la noche del 18 al 19 de julio de 1830, la Santísima Virgen se apareció por primera vez a santa Catalina Labouré, que había sido despertada y conducida del dormitorio a la capilla por su ángel de la guarda.
En el santuario, Santa Catalina escribió más tarde:
“Escuché algo así como el susurro de un vestido de seda, proveniente del costado de la tribuna, cerca del cuadro de San José. Se apeó en los escalones del altar del lado del Evangelio, en un sillón como el de Santa Ana... Mientras miraba a Nuestra Señora me arrojé cerca de ella, cayendo de rodillas en los escalones del altar, con las manos apoyadas en sus rodillas Ese fue el momento más dulce de mi vida”.
Dejanos rezar
Oh Santísima Virgen, oh Madre mía, mira mi alma con misericordia, obtén para mí un espíritu de oración que me lleve a recurrir siempre a ti. Consígueme las gracias que te imploro y, sobre todo, inspírame a orar por las gracias que más quieres concederme.
Nuestro Padre....
Ave María....
Sea la gloria....
¡Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
Segundo día
Protección de María en tiempos de prueba
“Los tiempos son muy malos, las desgracias van a caer sobre Francia, el trono será derrocado, el mundo entero se verá abrumado por desgracias de todo tipo”. La Santísima Virgen parecía muy angustiada al decir esto.
“Pero venid al pie de este altar. Aquí se darán las gracias a cualquiera, grande o pequeño, que las pida con confianza y fervor... Llegará un momento de tan gran peligro que todo parecerá perdido. Pero yo estaré contigo.
Dejanos rezar
Oh Santísima Virgen, oh Madre mía, en medio de la gran desolación del mundo y de la Iglesia, alcánzame las gracias que te pido e inspírame, sobre todo, a pedir las gracias que más quieres concederme.
Nuestro Padre....
Ave María....
Sea la gloria....
¡Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
Tercer día
La Cruz será despreciada
“La Cruz será despreciada y arrojada al suelo, la sangre correrá por las calles, el Costado de Nuestro Señor se abrirá de nuevo. El arzobispo será despojado de sus vestiduras”. Aquí la Santísima Virgen, con el rostro lleno de tristeza, ya no podía hablar. “Hija mía, el mundo entero se hundirá en el dolor”, me dijo.
Dejanos rezar
Oh Santísima Virgen, oh Madre mía, alcánzame la gracia de vivir en unión contigo, con tu Divino Hijo y con la Iglesia en este momento crucial de la historia, tan trágico como la Pasión, cuando toda la humanidad está a punto de tomar partido por o contra Cristo! Consígueme las gracias que imploro, especialmente la gracia de pedir lo que más quieres concederme.
Nuestro Padre....
Ave María....
Sea la gloria....
¡Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
Cuarto día
María aplasta la cabeza de la serpiente
A las 5:30 de la tarde del 27 de noviembre de 1830, mientras Santa Catalina rezaba en la capilla, se le apareció por segunda vez la Santísima Virgen, de pie a la altura del cuadro de San José a la derecha del altar mayor.
“Su rostro era tan hermoso que me sería imposible describirlo. Su túnica era blanca como el resplandor del alba... Su cabeza estaba cubierta con un velo blanco que se extendía hasta sus pies que descansaban sobre una media esfera, con su talón aplastando la cabeza de una serpiente.”
Dejanos rezar
Oh Santísima Virgen, oh Madre mía, sé mi amparo contra los embates del enemigo infernal. Consígueme las gracias que te pido y, sobre todo, inspírame a pedir las gracias que más quieres concederme.
Nuestro Padre....
Ave María....
Sea la gloria....
¡Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
Quinto día
la virgen del globo
La Santísima Virgen sostiene en sus manos un globo terráqueo que representa al mundo entero ya cada persona en particular, y lo ofrece a Dios implorando su misericordia.
Lleva anillos en los dedos, con piedras preciosas que arrojan rayos, uno más hermoso que el otro, simbolizando las gracias que la Santísima Virgen derrama sobre quien las pide.
Dejanos rezar
Oh Santísima Virgen, oh Madre mía, alcánzame las gracias que te pido e inspírame, sobre todo, a pedir las gracias que más quieres concederme.
Nuestro Padre....
Ave María....
Sea la gloria....
¡Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
Sexto día
La invocación en la medalla.
Durante la segunda aparición, Nuestra Santísima Madre explicó a Santa Catalina “cuán contenta se siente cuando la gente le reza y cuán generosa es con ellos; cómo da gracias especiales a los que se las piden; y qué alegría tan grande tiene en concederlas.
En ese momento "se formó un marco alrededor de Nuestra Señora, como un óvalo, con las siguientes palabras en letras de oro: 'Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti'".
Dejanos rezar
Oh Santísima Virgen, oh Madre mía, alcánzame las gracias que te pido e inspírame, sobre todo, a pedir las gracias que más quieres concederme.
Nuestro Padre....
Ave María....
Sea la gloria....
¡Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
Séptimo día
Revelación de la medalla
Entonces se escuchó una voz que decía: “Haced acuñar una medalla según este modelo. Aquellos que lo lleven, benditos, alrededor del cuello, recibirán grandes gracias. Las gracias serán abundantes para aquellos que lo lleven con confianza”.
Dejanos rezar
Oh Santísima Virgen, oh Madre mía, alcánzame las gracias que te pido e inspírame, sobre todo, a orar por las gracias que más quieres concederme.
Nuestro Padre....
Ave María....
Sea la gloria....
¡Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
Octavo día
Los corazones de Jesús y María
Después de contemplar la imagen de la medalla, Santa Catalina la vio girar para mostrar el reverso.
Allí vio una “M”, el monograma de María, coronada por una pequeña cruz y, debajo de ella, los corazones de Jesús y María, el primero rodeado de espinas y el segundo atravesado por una espada.
Doce estrellas rodeaban los corazones y el monograma.
Dejanos rezar
Oh Inmaculado Corazón de María, haz mi corazón semejante al tuyo. Consígueme las gracias que te pido y, sobre todo, inspírame a pedirte las gracias que más quieres concederme.
Nuestro Padre....
Ave María....
Sea la gloria....
¡Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
noveno día
María será proclamada
Reina del Universo Confirmando las predicciones de San Luis Grignion de Montfort, Santa Catalina dice que la Santísima Virgen será proclamada Reina del Universo:
"¡Oh, qué hermoso será escuchar: María es la Reina del Universo. Los niños y todos llorarán de alegría y éxtasis. Esa será una era duradera de paz y felicidad. Ella será exhibida en estandartes y desfilada por todos sobre el mundo."
Dejanos rezar
Oh Santísima Virgen, oh Madre mía, alcánzame las gracias que te pido e inspírame, sobre todo, a orar por las gracias que más quieres concederme.
Nuestro Padre....
Ave María....
Sea la gloria....
¡Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
Sobre la Medalla Milagrosa
En 1830, durante las apariciones en la capilla de la Rue du Bac de París, la Santísima Virgen entregó la Medalla Milagrosa a Santa Catalina Labouré:
"Aquellos que lo lleven, benditos, alrededor de su cuello recibirán grandes gracias. Las gracias serán abundantes para aquellos que lo lleven con confianza". — Santa Catalina Labouré
En el momento de la muerte de Santa Catalina Labouré, la distribución de la medalla en el mundo había superado la marca de mil millones. Las innumerables conversiones, curaciones y casos de extraordinaria protección, llevan rápidamente a que se la denomine "Medalla Milagrosa".
Llevar y difundir la Medalla Milagrosa significa ponerse bajo la protección de la Santísima Virgen. Significa ponerse bajo el signo de la Inmaculada y tomar posición frente a los problemas y la indiferencia que afecta al mundo moderno.
"El mundo entero se verá abrumado por desgracias de todo tipo... Todo parecerá perdido, pero yo estaré contigo", prometió la Santísima Virgen a Santa Catalina, quien repitió esta profecía hasta el final de su vida. Los rayos que salen de las manos de Nuestra Señora simbolizan las gracias que ella obtiene para todos los que le rezan con confianza.
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