
San Abraham Kidunaia

Fiesta 16 de marzo
Abraham nació cerca de Edesa en Mesopotamia, en lo que hoy es Irak, en el seno de una familia extremadamente rica. Aunque prefería la vida célibe, sus padres eligieron una novia para él, pero el séptimo día de las festividades habituales que preceden al matrimonio, Abraham desapareció.
Después de buscar durante diecisiete días, la familia encontró al novio fugitivo en el desierto, llevando una vida de intensa oración. Ajeno a las amenazas y súplicas, construyó una celda y se amuralló con solo un orificio por el que podía pasar la comida. Después de la muerte de sus padres, Abraham encargó a un amigo que distribuyera su riqueza entre los pobres.
Cuando la gente comenzó a acudir en masa a Abraham en busca de consejo y guía, el obispo de Edesa lo ordenó sacerdote a pesar de sus humildes protestas. Luego le pidió que saliera de su ermita para predicar en la cercana colonia de Beth-Kiduna, sede de idólatras que habían resistido todos los intentos de evangelización.
Renuente pero obediente, el ermitaño se instaló en Beth-Kiduna donde construyó una iglesia y, después de fervientes oraciones, se dispuso a destruir altares paganos y derribar ídolos.
No hace falta decir que los aldeanos enfurecidos lo golpearon y lo expulsaron de en medio. Por la mañana estaba de nuevo orando en su iglesia y de allí salía a arengar a la gente instándola a abandonar sus supersticiones y abominaciones.
Esta vez fue apedreado y dado por muerto, pero recuperándose, volvió de nuevo y soportando insultos, aislamiento y maltrato, perseveró.
Después de tres años, los habitantes de Beth-Kiduna se dieron cuenta de que había algo en la mansedumbre y la paciencia de este hombre y comenzaron a escucharlo.
Después de bautizar y confirmar a los muchos conversos de la región, Abraham pasó su trabajo apostólico a otro y regresó al desierto donde vivió muchos años hasta su muerte a la edad de setenta años.
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