
San Braulio de Zaragoza

Fiesta 26 de marzo
Braulio fue un erudito brillante y alumno de San Isidoro, quien fundó una universidad en Sevilla, España. Eventualmente se convirtió en el mentor de su mentor y pasó a aconsejar no solo a los eclesiásticos sino también a los reyes.
A la muerte de su hermano, el obispo Juan de Zaragoza, Braulio fue nombrado sucesor suyo, dignidad que aceptó. Como obispo, trabajó con celo por su pueblo, y también por extirpar los últimos vestigios del arrianismo, aún enconado entre ellos a pesar de la conversión del rey Recaredo.
Participó en el Concilio de Toledo, y fue encargado por el mismo concilio de escribir una respuesta al Papa Honorio I que había acusado a los obispos españoles de negligencia pastoral. Su defensa fue tanto digna como convincente.
El buen obispo pasó muchas noches en oración en la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, que alberga una estatua milagrosa entregada a Santiago, el primer apóstol de España, por la misma Virgen.
Aborrecía los lujos de todo tipo, vestía un cilicio debajo de las vestiduras de su cargo y llevaba una vida sencilla y austera. Ferviente predicador y entusiasta apologista, la profunda sinceridad de Braulio fue tan convincente como sus claros argumentos. Su generosidad con los pobres solo fue igualada por el cuidado que tuvo de su rebaño.
Hacia el final de su vida fue afligido por la pérdida de la vista, una cruz pesada para cualquiera pero especialmente gravosa para un erudito.
Cuando se acercaba la muerte, entregó su espíritu a su Señor mientras recitaba los Salmos.
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