San Ignacio de Antioquía

Fiesta 17 de octubre

Imagen: Nuestro Señor sosteniendo a un niño pequeño, que se cree que es San Ignacio de Antioquía.

Ignacio, nacido en Siria, se convirtió al cristianismo a una edad temprana y se pensaba que era un discípulo de San Juan Evangelista.

Es uno de los cinco Padres de la Iglesia Apostólica, que fueron instruidos personalmente por los apóstoles de Cristo.

Una tradición antigua dice que él era el niño que Nuestro Señor tomó en sus brazos, como lo registra San Marcos: “Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos. A los cuales habiendo abrazado, les dice: Cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe (9:35-36).

Consagrado obispo por los Apóstoles, sucedió a San Pedro y Evodio como tercer obispo de Antioquía hacia el año 69.

Pastor ideal y verdadero soldado de Cristo, Ignacio consoló y fortaleció a su rebaño cuando estalló la persecución de Domiciano.

Fue arrestado durante la persecución de Trajano y enviado a bordo de un barco con destino a Roma.

A lo largo de la ruta, su barco hizo varias escalas, lo que le dio al santo la oportunidad de confirmar la fe de varias iglesias. Escribió varias cartas a estas comunidades que se han conservado y tratan de la teología católica primitiva. San Ignacio fue el primero en utilizar la palabra griega “katholikos”, “universal” en referencia a la Iglesia fundada por Cristo.

En Smyrna, tuvo la alegría de conocer a su antiguo discípulo y querido amigo, San Policarpo. Su camino hacia el martirio fue una especie de marcha triunfal, con comunidades cristianas acudiendo a su encuentro en todas partes, saludándolo y animándolo en su camino. *Fue martirizado en Roma el último día de los juegos públicos, el 20 de diciembre del año 107.

Imagen: martirio de San Ignacio de Antioquía

Condenado a ser devorado por leones en la arena pública, su oración antes de su muerte fue: “Yo soy el trigo de Dios, y debo ser molido por los dientes de las fieras, para que llegue a ser el pan puro de Cristo. Efectivamente los leones devoraron todo su cuerpo dejando solo los huesos grandes.

Hoy, estas reliquias de San Ignacio descansan en la Iglesia de San Clemente en Roma.

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