San José el Obrero

Fiesta 1 de mayo

San José, el esposo de la Santísima Virgen María y padre adoptivo de Jesús tiene dos fiestas.

Su fiesta oficial el 19 de marzo, celebrada durante siglos;

La segunda fiesta el 1 de mayo, celebrando al santo patriarca como modelo de trabajadores.

El Papa Pío XII estableció esta última fiesta en 1955 para contrarrestar y cristianizar el “Primero de Mayo”, una celebración comunista del trabajo.

Si alguien alguna vez glorificó y dignificó el trabajo, fue San José. Nacido como descendiente directo del rey David, era de linaje real y, por lo tanto, un verdadero reclamante del trono de Israel. Por las circunstancias políticas del Israel de la época en que vivió, y por voluntad expresa de Dios, asumió el honroso oficio de carpintero y sostuvo durante muchos años con el trabajo de sus manos a su santa esposa y Divino Hijo adoptivo.

Se supone con seguridad que Jesús trabajó junto a su padre adoptivo en su taller en Nazaret, estampando su sello divino en la dignidad del trabajo.

“Los trabajadores y todos los que trabajan en condiciones de pobreza tendrán motivos para alegrarse en lugar de afligirse, ya que tienen en común con la Sagrada Familia las preocupaciones y los cuidados cotidianos”. (Papa León XIII)

El trabajo no es sólo un deber y, por tanto, formador y dignificador del carácter, sino también penitencial. Como católicos, consideramos las penalidades y el trabajo duro como algo que debe unirse al sufrimiento del Dios-hombre, Nuestro Señor Jesucristo, y así volverse meritorio para nosotros y para los demás.

“Soportando la dureza del trabajo en unión con Jesús, el carpintero de Nazaret y el crucificado en el Calvario, el hombre colabora en cierto modo con el Hijo de Dios en su obra redentora... El trabajo puede ser un medio de santificación y un camino de animando las realidades terrenas con el Espíritu de Cristo”. (CCC 2427)