San Juan de Egipto

Fiesta 27 de marzo

Juan de Egipto nació en el área actual de Asyut y se formó como carpintero. A los veinticinco años se sometió a la dirección de un ermitaño que pasó varios años entrenándolo en las virtudes de la obediencia y la abnegación.

Juan llegó a amar la obediencia y obedeció incondicionalmente, sin importar cuán irrazonable fuera la tarea que se le encomendó. Por mandato de su director espiritual, una vez pasó un año entero regando un palo seco, hundido en el barro, como si fuera una planta en flor.

Como premio a su humildad y pronta obediencia, el Señor le concedió a Juan dones extraordinarios como el don de profecía, el poder de leer los pensamientos y los milagros.

Después de pasar cuatro o cinco años visitando varios monasterios, Juan se retiró a lo alto de una colina empinada en la que abrió tres pequeñas celdas: una para dormitorio, otra para taller y sala de estar, y otra para oratorio.

Luego se tapió dejando una pequeña ventana a través de la cual recibía artículos de primera necesidad y hablaba con los visitantes.

Durante cinco días de la semana conversaba con Dios, pero los sábados y domingos recibía visitas, sólo hombres -no mujeres- que deseaban consultarle sobre asuntos espirituales y temporales. Predijo futuras victorias militares al emperador Teodosio el Grande.

Aunque no fundó ninguna comunidad religiosa, se le considera un padre de ascetas. Poco antes de su muerte fue visitado por Paladio a quien profetizó que sería obispo. Paladio dejó un interesante relato de su encuentro.

La santa reclusa murió a la edad de noventa años. Tres días antes de su muerte, cerró la pequeña ventana de su celda y exigió que lo dejaran en paz. Fue encontrado muerto en posición de oración.