San Sabas

Fiesta 5 de diciembre

Sabas nació en Capadocia, hijo de un oficial del ejército, quien trasladándose a Alejandría, se llevó consigo a su esposa y dejó a Sabas con su cuñado, quien también quedó a cargo de la hacienda. La esposa de su tío trató a Sabas con tanta dureza que cuando tenía ocho años se escapó con otro tío, Gregory, el hermano de su padre. Como tutor del niño, Gregory pensó que también debería administrar la propiedad, y surgieron problemas. Enfadado, Sabas, que era de carácter tranquilo, se escapó de nuevo, esta vez a un monasterio.

Imagen: San Sabas

A la edad de treinta años, obtuvo permiso para vivir como ermitaño cinco días a la semana y luego se retiró a una mayor soledad en el desierto hacia Jericó. Después de cuatro años en el desierto, al enterarse de su santidad, los discípulos comenzaron a acudir a él y, finalmente, se estableció un monasterio.

San Sabas fue ordenado sacerdote en 491 para ministrar los sacramentos a sus monjes.

Después de la muerte del padre de Sabas, su madre se mudó a Palestina y vivió bajo la dirección de su hijo. Con el dinero que le trajo su madre construyó tres hospitales y un monasterio.

En 511, cuando el santo abad tenía setenta años, Elías, el patriarca de Jerusalén, lo envió al emperador Anastasio, que apoyaba la herejía eutiquiana y perseguía a los obispos ortodoxos. Pero Anastasio fue obstinado y se las arregló para deponer, exiliar y reemplazar a Elías.

Durante varios años, Sabas viajó, predicando y trayendo de vuelta a la verdadera fe ya la vida correcta a los que se habían desviado.

A los noventa y un años, viajó nuevamente a Constantinopla, esta vez para solucionar los problemas que habían surgido en relación con una revuelta samaritana. Esta vez tuvo éxito y contó con la buena voluntad del emperador Justiniano, que deseaba prodigar fondos en su monasterio.

En cambio, Sabas pidió una remisión de impuestos a favor de los palestinos en consideración de lo que habían sufrido a causa de los samaritanos.

De vuelta en su monasterio, y sintiéndose enfermo, nombró a su sucesor y luego pasó cuatro días en silencio preparándose para encontrarse con su Hacedor.

En la noche del 5 de diciembre de 532 partió hacia Aquel a quien había servido desde su niñez.

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