
San Vicente Ferrer

Fiesta 5 de abril
Vincent Ferrer, aunque nació en Valencia en España, era de ascendencia escocesa-inglesa por parte de su padre.
Sus padres le inculcaron una profunda devoción a Nuestro Señor ya Nuestra Señora y un tremendo amor por los pobres.
En 1367 ingresó en la orden de los dominicos y antes de cumplir los veintiún años ya enseñaba filosofía en Lérida, la universidad más famosa de Cataluña.
Trasladado a Barcelona para predicar al público, llegó a la ciudad costera para encontrar a los ciudadanos asolados por el hambre. Una hambruna asolaba esa región y la gente estaba desesperada por la llegada de un barco de maíz. Vicente predijo que el barco estaría en puerto antes del anochecer, y así sucedió, ante lo cual el pueblo aclamó al joven predicador dominico como profeta y sus superiores lo trasladaron con cautela a Toulouse.
Vicente enardeció las almas con el ardor de su predicación, incitando a los pecadores a la penitencia, a los católicos laxos al fervor y convirtiendo a la fe a numerosos judíos, uno de ellos el rabino de Burgos que llegó a ser obispo.
Era la época del gran cisma con un papa en Roma y otro en Avignon, una época en la que hasta los santos estaban confundidos. Durante un tiempo, Vicente favoreció a Benedicto XIII, o Pedro de Luna, como se le conocía popularmente, que gobernaba desde la ciudad francesa de Avignon. Vincent también fue confesor de De Luna.
Pero cuando la Iglesia comenzó a fallar en contra de la pretensión de Pedro de Luna, y éste se mantuvo obstinado, Vicente se distanció del demandante y, finalmente, jugó un papel importante en la abdicación de Benedicto XIII en favor de la unidad de la Iglesia.
Vincent Ferrer predicó por toda Europa hasta los Países Bajos, y su aprendizaje, predicación ardiente y milagros lograron numerosas conversiones.
En un lugar, Vicente hizo tantos milagros que se reservó una hora todos los días para curar a los enfermos. En Liguria, Italia, convenció a las damas para que modificaran su fantástico tocado, que uno de sus biógrafos llama “la mayor de todas sus maravillas”.
En Granada en España, entonces bajo el dominio moro, 8000 musulmanes pidieron el bautismo después de escucharlo predicar.
Vincent pasó los últimos tres años de su vida en Francia, donde se enfermó después de predicar un sermón en 1419 y murió el miércoles de la Semana de la Pasión.
Fue canonizado en 1455 por el Papa Calixto III.
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