
Santas Perpetua y Felicita

Fiesta 7 de marzo
En la antigua ciudad de Cartago, en el norte de África, en el año 203, Perpetua, una joven casada y madre de un niño pequeño, y Felicita, una esclava embarazada, se encontraron en un calabozo oscuro.
Con ellos estaban el compañero esclavo de Felicita, Revocatus, y dos hombres libres, Saturninus y Secundulus. Se les unió otro, Seturo, que se declaró cristiano ante el juez, probablemente el marido de Perpetua.
Los cinco primeros eran catecúmenos y fueron encarcelados por violar el decreto emitido por el emperador Septimus Severus que prohibía convertirse al cristianismo. Fueron bautizados antes de ser encarcelados.
Perpetua, que era de familia patricia y muy culta, dejó una asombrosa crónica de su calvario hasta la víspera de su martirio. Su padre era pagano y su madre cristiana. Su padre le rogó repetidamente que renunciara a su fe por el bien de su familia y su hijo pequeño.
En su relato ella escribe: “Cuando mi padre en su afecto por mí estaba tratando de desviarme de mi propósito con argumentos y así debilitar mi fe, le dije: '¿Ves este recipiente, tinaja de agua, o lo que sea? ¿ser? ¿Se le puede llamar por otro nombre que no sea el que es? 'No', respondió. 'Así tampoco puedo llamarme a mí mismo por ningún otro nombre que no sea el que soy: cristiano'”.
Más tarde, en la cárcel cuenta: “¡Qué día de horror! ¡Calor terrible a causa de la multitud! ¡Trato rudo por parte de los soldados! Para colmo, me atormentaba la ansiedad por mi bebé…" Pero la madre de Pepetua pudo llevarle a su hijo a mamar, lo cual la alivió "...y liberada de mi…angustia por él, en seguida recuperé mi salud, y mi prisión se convirtió en un palacio para mí y hubiera preferido estar allí que en cualquier otra parte”.
En prisión, Perpetua y Saturus recibieron visiones que les anunciaban su martirio y su entrada en el cielo.
Felicita estaba ansiosa de que estando embarazada no pudiera sufrir el martirio con sus compañeros, ya que la ley romana prohibía la ejecución de mujeres embarazadas. Pero dos días antes de su martirio dio a luz a una niña que fue adoptada por una mujer cristiana. Secundulus murió en prisión.
El relato del martirio de los cinco santos confesores nos llega a través de un testigo presencial. Los mártires sufrieron como parte de los juegos por el cumpleaños del Emperador el 7 de marzo de 203. La turba pagana primero exigió que fueran azotados. Entonces echaron sobre los hombres un jabalí, un oso y un leopardo.
Las dos mujeres fueron arrojadas ante un toro bravo que las hirió. Luego fueron pasados a espada. Antes de morir, Perpetua hizo una profesión de fe:
"Por causa de esta causa, vinimos voluntariamente a prisión, para que nuestra libertad no sea oscurecida. A esta causa cristiana hemos dedicado nuestras vidas".
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