Un Defecto A La Vez

La Imitación del Sagrado Corazón de Jesús


Ataca, primero, aquel vicio o defecto que pueda ser piedra de tropiezo...

...o justa causa de ofensa, a tu prójimo; luego, la que parece ser tu principal falta.

1. La Voz de Jesús

Hija Mía, para obtener la perfecta pureza de corazón, no basta abrigar una buena voluntad, meditar y orar frecuentemente, confesarse frecuente y devotamente. Estos medios son muy eficientes y necesarios y, por lo tanto, nunca deben omitirse ni descuidarse. Pero, por sí solos, no bastan; ya que no suelen arrancar del todo las raíces de los vicios y defectos.

Es necesario entonces, además, usar otro medio, por el cual puedas, por así decirlo, exterminar las raíces nocivas, y así dejar tu corazón perfectamente limpio.

Estos efectos dulces y saludables se producen de manera maravillosa mediante el autoexamen, un ejercicio aparentemente insignificante y de poca importancia, pero en sí mismo muy eficaz y más penetrante que cualquier instrumento de dos filos, llegando incluso al cuerpo. dividir el alma y discernir los espíritus, y escudriñar los pensamientos y las intenciones del corazón.

Tampoco sirve meramente para desarraigar malos hábitos y defectos; pero, lo que es más maravilloso, adquirir sólidas virtudes, y aun llegar a la perfección.


2. Autoexamen

Este autoexamen es triple. La primera, que se usa para recobrarse, consiste en esto: que, cuando se presenta una oportunidad, te vuelves a tu corazón, y lo inspeccionas por un breve tiempo, observando de dónde se mueve, en qué cosas se ocupa; o lo que ha hecho, y de qué manera; qué debería hacer en el futuro y cómo.

Las oportunidades de realizar un autoexamen muy breve de este tipo suelen presentarse con frecuencia. Cuando, por ejemplo, comienzas alguna de las acciones más importantes del día; y cuando los hayas cumplido.

Cuando algo se presenta a tus sentidos, oa tu mente, por lo cual puedes ser seducido o tentado; también, cuando has caído en algún defecto.

Cuando te encuentres con alguna dificultad que pueda causarte problemas o perturbarte: por último, cuantas veces, durante algún tiempo, no hayas mirado en tu corazón.

Ahora bien, esto se puede hacer fácilmente, en cualquier momento y en cualquier lugar, incluso mientras otros están presentes y sin llamar su atención.

En el ejercicio mismo, no hay dificultad alguna. Al principio, ciertamente, se debe usar algo de atención, pero sin forzar la mente; y en poco tiempo comenzarás a adquirir un hábito santo y consolador, y recogerás de él los frutos más dulces y saludables.


3. Examen general

El segundo es un examen general, por el cual, dos veces, o al menos una vez, todos los días, dedicas un breve tiempo, algunos minutos, exclusivamente a preguntarte a ti mismo una cuenta de tu forma de vivir.

Habiendo dado brevemente gracias a Dios, y suplicado la luz divina, mira y escruta cómo, desde que te examinaste por última vez, te has deportado, en tu exterior y en tu interior.

Examina tus pensamientos, palabras y acciones: ve en qué has pecado o fallado: luego, marca cuidadosamente cada pecado o defecto, al menos mentalmente.

Si ya prácticamente has aprendido algo de la vida interior, acerca tu corazón al Mío, compara y nota la diferencia entre los pensamientos, sensaciones y acciones de ambos.

Después de que de esta manera hayas descubierto tus faltas y defectos, entonces mira y reconoce tu ingratitud por Mis favores Divinos; forma un acto de dolor, lo más perfecto posible, pide gracia para enmendarte y para hacer mejores progresos.


4. El examen particular

Por último, el examen particular es aquel por medio del cual te esfuerzas por desarraigar, separadamente, un solo vicio o defecto a la vez.

Maravilloso es el poder e increíble la eficacia de este ejercicio. ¡Ojalá lo entendieras bien, Hija Mía, y que lo hicieras de manera apropiada!

No hay hábito tan arraigado, ni vicio tan grande, que, por este medio, no pueda ser vencido y subyugado.

Porque, con la gracia de Dios, puede, de alguna manera, hacer todas las cosas. ¡Cuántos pecadores han sido, por su medio, liberados de los vicios que habían crecido en ellos como una segunda naturaleza! ¡A cuántas almas ha permitido limpiarse a fondo! ¡A cuántos ha ayudado a alcanzar la perfección!

Cualesquiera que sean los defectos, entonces, que puedas tener, ten buen ánimo, Hija Mía: seguro estás de la victoria; seguro de la libertad futura, si usas este medio con diligencia y perseverancia.

Ataca, primero, aquel vicio o defecto que pueda ser piedra de tropiezo, o justa causa de ofensa, para tu prójimo; luego, la que parece ser tu principal falta. Cuando el líder es derrocado, los demás son superados fácilmente.


5. Sé fiel a tus propósitos

Ahora, tu método de proceder será este: Por la mañana, resuelve con firmeza y consideración que durante el día evitarás lo que hayas elegido evitar de una manera particular; al mismo tiempo, pide gracia, para que seas fiel a tu resolución.

Entonces, dos veces, o sólo una vez al día, según hagas el autoexamen general, también te examinarás a ti mismo y verás cuántas veces, desde el último escrutinio, has fallado en tu determinación especial; y marque el número de veces.

Después, afligíos no sólo por tus faltas en general, sino también por estos defectos en particular; y resuelve de nuevo estar especialmente en guardia contra ellos, y para este fin implora también una gracia especial.

Mientras tanto, Hija Mía, te ayudará mucho, si cuando te veas creciendo, de alguna manera, indiferente o descuidada, te inflijas algún pequeño castigo; y esto tantas veces como ofendas contra tu examen particular.


6. Encuentra una guía según Mi Corazón

Pero para que puedas usar correcta y constantemente estos y otros medios, necesitas una guía que te dirija, te enseñe, te forme; para mantenerte adentro, o agitarte, y animarte en todo momento.

Nadie, abandonado a sí mismo, puede caminar con seguridad por el camino de la vida espiritual e interior; porque, muchas veces, estará expuesto al peligro de extraviarse, de desanimarse, de caer en las trampas del enemigo; más aún, de perecer.

Si fueras un Santo, o un Apóstol elegido, aún necesitarías alguna guía. ¿No fue Pablo, a pesar de ser un Vaso de elección para llevar Mi nombre entre las naciones, por mandato Mío, instruido y dirigido por Ananías? ¿No fueron los Santos entrenados para la santidad por otros que llevaron una vida santa?

Ora, pues, Hija Mía, para que seas digna de encontrar una guía según Mi Corazón, ya sea en tu Confesor, en tu Superior, o en alguna otra persona, que posea autoridad, habilidad y experiencia en asuntos espirituales, y un conocimiento práctico de la vida interior.

A tal persona, Hija Mía, de vez en cuando dale a conocer tu corazón: en ciertos momentos da alguna cuenta de ti mismo, para que puedas saber si avanzas correctamente; lo que debes corregir, y cómo se debe hacer; en lo que debes insistir, y de qué manera se debe cumplir.

Los temas sobre los cuales se debe hacer esta manifestación interior, suelen ser: la revelación del estado del alma o sentimiento habitual, ya sea apacible o agitado; qué anhelos de una vida más perfecta sientes dentro de ti mismo; qué obstáculos te avergüenzan; a qué prácticas de devoción y mortificación acostumbras a aplicarte.

Qué método tienes en oración y meditación; con qué placer y fruto avanzas por este método; qué libros espirituales lees, y si concuerdan con el grado presente de tu vida interior; si lees de una manera apropiada y provechosa.

De qué manera te acercas a los Sacramentos; con qué preparación, con qué sentimientos de piedad, con qué acción de gracias, con qué resultados.

Cómo haces tus autoexámenes; con qué esmero, y con qué fruto.

Cómo cumples los deberes de tu estado de vida, las obligaciones de tu oficio, tus acciones ordinarias, por qué motivo o principio, ya sea de la naturaleza o de la gracia, con qué objeto, qué fin tienes en vista.

De qué manera te comportas con los demás, con qué disposición de corazón, con qué ganancia o pérdida para ti y para ellos.

Con qué fidelidad obedeces las inspiraciones de Dios; cómo te sientes dispuesto hacia Mí; finalmente, en qué medida te deleitas con los sentimientos de Mi Corazón.

Tú, Mi Niña, modesta y religiosamente, con humilde candor y dócil caridad, da a conocer tales y semejantes asuntos, a veces uno, luego otro, según lo requiera la necesidad o utilidad espiritual.

Todo esto, si lo haces de esta manera, lo hallarás fácil, muy útil y lleno de consuelo.

Siendo la pureza de corazón de la mayor importancia, se cree conveniente reunir en este lugar los medios para alcanzarla, aunque se han dado por separado.

El primero es una determinación asentada y constante de tratar siempre de mejorar. La segunda, oración mental y vocal declarada y repetida. La tercera, el uso piadoso y frecuente de los Sacramentos. El cuarto, la práctica fiel del triple autoexamen, especialmente del examen particular.

El quinto, la revelación cándida de nuestra vida interior; y, por otro lado, una guía santa. El que haga un buen uso de estos medios, sin duda alcanzará una pureza de corazón tan grande como el Señor normalmente suele requerir. Pero, si Él requiere algo extraordinario, Él mismo proveerá los medios, porque nadie puede prever en tales circunstancias. Sin embargo, como las cosas suelen conservarse por los mismos medios que las produjeron, conservaréis la pureza interior por los mismos medios que os han sido señalados para alcanzarla.

Estos son, entonces, "los cinco panes de la proposición, que deben ser siempre nuevos y frescos delante del Señor". Por lo tanto, estos medios deben usarse siempre con el mismo cuidado. Y, para que no se entibie poco a poco, ya sea por debilidad o por descuido, examínese a sí mismo de vez en cuando, y dé a conocer cómo los usa y, si de alguna manera se ha caído, esfuércese lo más rápido posible por recobrar su antiguo fervor.

Mientras emplees estos medios, incluso con la diligencia ordinaria, tendrás dentro de ti la señal consoladora de que estás en el camino correcto, que conduce a la perfección.


7. La Voz del Discípulo

Señor Jesús, para ejecutar todas estas cosas, mucho, en verdad, necesito la luz de lo alto, con que descubrir mis defectos, y la ayuda divina, para quitarlos.

Porque muchos de ellos están ocultos a los ojos humanos, ni yo mismo los puedo ver, ni nadie me los puede señalar, a menos que sea ayudado por una luz sobrenatural.

Mas si con el resplandor de esta luz te dignas iluminar mi alma más íntima, ¡he aquí! todas las cosas en él, grandes y pequeñas, serán descubiertas. Porque así como el sol que brilla en una cámara revela los mismos átomos que llenan cada espacio, así Tu gracia que brilla en mi corazón, traerá a la vista innumerables defectos, cuya existencia no sospeché.

Pero ¿de qué me servirá conocer mis defectos, si no puedo desarraigarlos? Tu ayuda, por lo tanto, también me es necesaria a mí, que, sin ella, no puedo efectuar nada conducente a la salvación.

Señor Jesús, por tu Sacratísimo Corazón, te suplico y te suplico, concédeme ininterrumpidamente la plenitud de esta doble gracia, para que por ella pueda ser iluminado y asistido.

Sin esta gracia, ninguna asiduidad mía, ningún cuidado de un director, por mucho que se esfuerce, cualquiera que sea el celo que ejerza, puede servir de nada.

Tú, pues, Jesús, la Sabiduría eterna, la Bondad infinita, eres el Director supremo: te ruego que me guíes, por medio de aquel a quien Tú quieras que ocupe Tu lugar, y con quien estoy dispuesto a obrar en todo. las cosas como contigo mismo.


“Voz de Jesús” está tomado de la “Imitación del Sagrado Corazón” de Arnoudt, traducida del latín de JM Fastre; Benziger Bros. Copyright 1866

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  1. La Imitación del Sagrado Corazón de Jesús
    1. Ataca, primero, aquel vicio o defecto que pueda ser piedra de tropiezo...
Valeria Sandoval

Valeria Sandoval

Valeria Sandoval, originaria de Sevilla, es una catequista devota y madre de tres hijos. Su pasión por transmitir la fe la llevó a involucrarse activamente en su parroquia local, donde ha guiado a jóvenes y adultos en su camino espiritual durante más de una década. Inspirada por las enseñanzas y valores cristianos, Valeria también escribe reflexiones y anécdotas sobre su experiencia en la catequesis, buscando conectar la fe con la vida diaria. En sus momentos libres, disfruta de paseos familiares, la lectura de textos religiosos y la jardinería.

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