Una Semana Santa Inolvidable En Sevilla

En 2013, visité Sevilla, España, durante su famosa Semana Santa, cuando una magnífica representación centenaria de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo sale a la calle.

La Semana Santa de Sevilla es un rayo de esperanza para el cristianismo en un mundo que se ha convertido en una Babel de ideas y creencias disidentes. Qué maravillosa experiencia ver a personas de fe, multitudes en oración siguiendo procesiones de velas de una milla de largo durante la noche, y carrozas de tres toneladas con representaciones realistas de la Pasión de Cristo y la Virgen Sufriente.

Para el español católico, sólo se usa lo mejor para el Señor y su Madre. Así, las carrozas están artísticamente cubiertas de plata y oro, y las diversas estatuas de la Virgen Dolorosa visten mantos de belleza bordada, que solo se cree posible en el cielo.

Más de setenta cofradías, algunas con varios siglos de antigüedad, desfilan por las calles de la encantadora Sevilla durante la Semana Santa. Movimiento auténticamente popular, las cofradías están compuestas íntegramente por laicos. Por lo tanto, lo que presencié fue una devoción y una piedad genuinas que subían al cielo como el incienso en esta era del iPod.

Vi a toda una ciudad dejar de lado las preocupaciones terrenales y, durante una semana entera, seguir a su Redentor ya su Madre celestial, día y noche por las calles de la antigua Sevilla. Si alguna vez sentí la catolicidad fue en medio de la noche, presionado por todos lados por una multitud que esperaba que pasara Cristo y la Mater Dolorosa. Pero tenías que haber estado allí. . .

Amor y dolor, vida y muerte, sangre y lágrimas, carne y espíritu, tierra y eternidad, estaban allí al amanecer bajo la luz de la luna mientras todos esperaban el paso de la larga procesión de Jesús del Gran Poder. Es una Fe asombrosa la que da el título de “Del Gran Poder” a un condenado a muerte.

Mientras todos los ojos se fijan en el final de la calle, primero la sombra de una figura doblada bajo una cruz apareció a la vuelta de la esquina, luego el rostro y el porte santos. Una estatua magníficamente tallada de un hombre viril, su expresión es conmovedora. Precedido por una banda musical que tocaba una melodía a la vez solemne y fuerte, pasó lentamente a través de una multitud profundamente respetuosa.

De pronto estalló una “saeta”, un canto improvisado, un hombre cantando desde un balcón con toda la pasión que su corazón y sus pulmones podían reunir: “. . .porque Cristo vive. . . Lo he visto, lo he visto caminar por las calles de Sevilla. . .”

Media hora después se acercó una segunda carroza cubierta de oro decorativo. Cien velas encendidas solo permitieron a los espectadores vislumbrar el contorno de una Mater Dolorosa. Cuando pasó la carroza, el resplandor hizo difícil enfocar el hermoso rostro manchado de lágrimas de la madre que sufría, una espada clavada en su corazón.

“¿Por qué tantas velas frente a ella?”, le pregunté a la persona a mi lado.

“Para que no vea el sufrimiento de su Hijo, que va delante”, es la respuesta sencilla y llena de amor.

Mientras volaba de regreso a los Estados Unidos, pensando en la gran pérdida que significa para el mundo haber abandonado la fe verdadera, sentí como si un ángel susurrara un pensamiento...

....las potencias mundiales van y vienen, cada una convencida de que puede acabar con Dios, pero, al final, la Verdad permanece y la Civilización Cristiana, sublime y sagrada, volverá a reinar suprema.

Nunca lo dudes.

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