Visiones y profecías de Jacinta

Revelaciones privadas

Durante y después de las apariciones, en el poco tiempo que Francisco y Jacinta estuvieron en la tierra, tuvieron varias revelaciones privadas, especialmente Jacinta.

A continuación se presentan algunos extractos de las principales revelaciones a Jacinta.

Sobre el Papa y los pueblos oprimidos

A Lucía:

“….Vi al Santo Padre en una casa muy grande, arrodillado ante una mesa, con el rostro entre las manos, llorando. Fuera de la casa había mucha gente, algunos de los cuales le arrojaron piedras, otros lo maldijeron y dijeron muchas palabras feas. ¡Pobre Santo Padre! Tenemos que orar mucho por él”.

“…¿No ves tantos caminos y tantos caminos llenos de gente que llora de hambre y no tiene qué comer? ¿Y el Santo Padre en una iglesia ante el Inmaculado Corazón de María, orando? ¿Y tanta gente orando con él?

Sobre la guerra, el pecado y la paz

A Lucía:

“Di a todos que Dios nos concede sus gracias a través del Inmaculado Corazón de María, que se las pidan, que el Corazón de Jesús quiere que el Inmaculado Corazón de María sea honrado junto con Él, que se las pidan al Inmaculado Corazón de María por la paz porque Dios la ha puesto a su cuidado”.

“Sabes, Nuestro Señor está muy triste porque Nuestra Señora nos dijo que no se ofendiera más porque ya estaba muy ofendido, pero nadie hizo caso. La gente sigue cometiendo los mismos pecados".

"Las guerras no son más que castigos por los pecados del mundo".

"Nuestra Señora ya no puede retener del mundo el brazo de su amado Hijo. Es necesario hacer penitencia. Si la gente cambia de camino, Nuestro Señor todavía aprovechará al mundo; pero si no lo hacen, vendrá el castigo. "

"Si los hombres no cambian sus caminos, Nuestra Señora enviará al mundo un castigo como nunca se ha visto. Caerá primero... sobre España".

Jacinta también habló de "grandes acontecimientos mundiales que tendrían lugar alrededor de 1940".

Sobre sacerdotes y gobernantes

Cuando Jacinta fue trasladada a Lisboa para ser atendida en el Hospital Doña Estefanía, fue alojada en un orfanato al cuidado de la Madre María Godinho, quien anotó cuidadosamente las palabras de la vidente.

A la Madre Godinho:

"... ¡Orad mucho por los pecadores! ¡Orad mucho por los sacerdotes! ¡Orad mucho por los religiosos! Los sacerdotes sólo deben ocuparse de los asuntos de la Iglesia. Los sacerdotes deben ser puros, muy puros. La desobediencia de los sacerdotes y religiosos a sus superiores y al Santo Padre ofende mucho a Nuestro Señor".

"¡Madrina mía, ruega mucho por los que gobiernan! ¡Ay de los que persiguen la religión de Nuestro Señor! Si el gobierno dejara en paz a la Iglesia y diera libertad a la santa Fe, sería bendecida por Dios".

Sobre el pecado, las modas y el matrimonio

A la Madre Godinho:

"Los pecados que llevan más almas al infierno son los pecados de la carne".

"Aparecerán modas que ofenderán mucho a Nuestro Señor. Las personas que sirven a Dios no deben seguir las modas. La Iglesia no tiene modas. Nuestro Señor es siempre el mismo".

"Los pecados del mundo son muy grandes".

"Si los hombres supieran lo que es la eternidad, harían todo lo posible para cambiar sus vidas".

"Los hombres se pierden porque no piensan en la muerte de Nuestro Señor y no hacen penitencia".

"Muchos matrimonios no son buenos, no agradan a Nuestro Señor y no son de Dios".

Sobre la virtud cristiana

A la Madre Godinho:

"...no caminéis en medio del lujo. Huid de las riquezas. Tened mucho cariño a la santa pobreza y al silencio".

"Tened mucha caridad incluso con los que son malos. No habléis mal de nadie y huid de los que lo hacen. Tened mucha paciencia, que la paciencia nos lleva al cielo. La mortificación y los sacrificios agradan mucho a Nuestro Señor".

"La confesión es un sacramento de misericordia. Por eso, hay que acercarse al confesionario con confianza y alegría. Sin confesión no hay salvación".

Sobre modas

A la Madre Godinho:

“Los pecados que hacen que la mayoría de las almas vayan al infierno son los pecados de la carne”. Directamente iluminada desde arriba, esta niña perfectamente inocente, de apenas diez años, repite lo que dice San Alfonso de Ligorio, que son los pecados contra la castidad “los que llenan el infierno de almas”.

Cuando Madre Godinho le preguntó a Jacinta si entendía lo que significaba ser “puro”, ella respondió: “Sí. Ser puro en el cuerpo es mantener la castidad. Ser puro de alma es no cometer pecados, no mirar lo que no se debe ver. . .”

La otra declaración, bastante profética, de Jacinta es: “Las modas ofenderán mucho a Nuestro Señor”.

Es bueno recordar aquí que la modestia es la defensa exterior de la castidad, los muros que defienden el castillo, así como los jardines que adornan el palacio.

La pregunta correcta, cuando se trata de moda, no es cuál es el límite extremo al que se permite llegar, sino cómo el atuendo puede manifestar más claramente el amor a la modestia ya la virtud de la pureza.